El Gobierno de Venezuela arremetió contra el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, luego de que este reiterara que la Administración del presidente Gustavo Petro no reconocerá un nuevo mandato de Nicolás Maduro sin evidencias que respalden su controvertida reelección.
Según expresó el canciller colombiano el miércoles, hasta que no se publiquen las actas y datos desglosados de los votos, la posición de Colombia será la de no otorgar legitimidad a los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, el cual está bajo el control del chavismo.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yván Gil, reaccionó a estas declaraciones, calificándolas como un “ataque por la espalda”. En un mensaje difundido a través de Telegram, Gil acusó a su homólogo colombiano de dejarse influenciar por presiones de “la ultraderecha” y de Estados Unidos, y advirtió que Venezuela responderá “en su momento” ante lo que considera una “constante intromisión” en sus asuntos internos.
Murillo, no obstante, aseguró este jueves que su país promueve “la transparencia y la legitimidad democrática”.
“Nosotros continuaremos promoviendo la transparencia y la legitimidad democrática, siempre con un enfoque de no injerencia en los asuntos internos de otros países”, expresó Murillo en la red social X.
Compromiso de Colombia con la transparencia electoral
El canciller colombiano insistió en que la postura del país es clara: no se reconocerá la reelección de Maduro mientras no se presenten pruebas concretas que demuestren su legitimidad.
Este rechazo se enmarca en las denuncias de fraude electoral presentadas por la principal coalición opositora de Venezuela, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que asegura que su candidato, Edmundo González Urrutia, obtuvo una clara victoria en los comicios del 28 de julio.
El canciller colombiano subrayó que “la presentación de las actas debe realizarse antes de que termine el actual período presidencial, el 10 de enero de 2025”.
A pesar de que el calendario electoral aprobado exigía la publicación de los resultados desglosados, hasta ahora el CNE venezolano no ha cumplido con esa obligación.
Brasil también se suma a las críticas; Venezuela responde
Además de las tensiones con Colombia, el Gobierno de Venezuela palpó cómo sus relaciones con Brasil, que parecían haber mejorado tras el retorno de Luiz Inácio Lula da Silva a la Presidencia en enero de 2023, también han sufrido un notable deterioro.
El canciller brasileño, Celso Amorim, criticó el pasado martes la falta de transparencia en las elecciones del 28 de julio, lo que ha impedido que Brasil reconozca la reelección de Maduro.
Amorim aseguró que “el principio de la transparencia no fue respetado” en el proceso electoral venezolano, lo que impide a Brasil reconocer la proclamada victoria del líder chavista.
Estas declaraciones han sido recibidas con indignación en Caracas, donde el excanciller venezolano y actual secretario ejecutivo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Jorge Arreaza, respondió con dureza.
En un mensaje publicado en Telegram, Arreaza cuestionó este jueves a Brasil por lo que considera una injerencia en los asuntos internos de Venezuela, recordando los principios de autodeterminación y no intervención consagrados tanto en la Constitución brasileña como en la Carta de las Naciones Unidas.
Arreaza subrayó que la Constitución de Brasil establece que el país debe regirse en sus relaciones internacionales por la “autodeterminación de los pueblos” y la “solución pacífica de los conflictos”, principios que, según él, han sido ignorados por el gobierno de Lula.
El martes, Celso Amorim había señalado que Brasil sigue buscando una solución negociada a la crisis venezolana, basada en el respeto a la democracia y en la no injerencia. Sin embargo, las tensiones entre los dos países aumentaron tras el veto de Brasil a admitir a Venezuela como miembro del grupo BRICS, una decisión que Caracas calificó como una “agresión inexplicable e inmoral”.
Venezuela convoca a consultas a su embajador en Brasil
La situación diplomática entre Venezuela y Brasil empeoró el miércoles, cuando el jefe del Parlamento venezolano, Jorge Rodríguez, anunció que solicitará que la Asamblea Nacional declare a Amorim “persona non grata” por su comportamiento. Rodríguez acusó al diplomático brasileño de actuar como un “instrumento” del asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan.
Ese mismo día, el Gobierno venezolano convocó a consultas a su embajador en Brasil, Manuel Vadell, en protesta por lo que calificó como “reiteradas declaraciones intervencionistas y groseras” de voceros del Gobierno de Lula, especialmente de Amorim.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela acusó a Amorim de ser un “mensajero del imperialismo norteamericano” y afirmó que Brasil se está inmiscuyendo en asuntos que competen exclusivamente a los venezolanos y a sus instituciones democráticas. Aunque Brasil no ha emitido una respuesta oficial, fuentes diplomáticas brasileñas aseguraron a la agencia Reuters que el país no planea tomar represalias por las acciones del Gobierno venezolano.